jueves, 23 de febrero de 2012

Pedazos de mi

Esta noche he dejado a un lado mi creatividad para rescatar un texto que escribí hace ya dos años. Una carta de amor a la música negra que por aquel entonces empezaba a descubrir y que plasmé de la siguiente manera:


Ven, adéntrate en mi mente, saborea cada centímetro de mi sabiduría y roza mis pensamientos, haciéndome levitar sobre mi propio cuerpo, para luego, volverme a abandonar en la penumbra de mis sentidos…
Deja que tu tacto entre en mi caracol, elevándose hasta el infinito y retumbando entre mis huesos, entre mis caderas y músculos, entre la sangre tiznada que recorre mis venas, llegando hasta las uñas de mis pies descalzos…
Olvida que esta noche soy tuyo, desobedece al presente y vente conmigo al pasado de tu placer eterno…
Recuerda quien fuiste y hazme sentir aquel viejo Soulman de Memphis, aquel chico tímido de Indiana, o aquel visionario de la ciudad del motor…
Aviva a la joven América y su sonido estremecedor, resucita aquellos chasquidos de dedos, aquellos peinados redondos, aquel vinilo que nunca escuchaste…
Hazme ser un pantera negra, un estudiante de Harlem, un negro más en tus campos de algodón…
Rodéame con tu calor como nunca lo hiciste…
Navega por mis oídos…
Secuéstrame entre tus ritmos…
Siempre fui ese chico blanco al que no dejabas que sintiera tu magia… quizás por el temor de fracasar en tu intento de conquistar el alma de un negro blanqueado…
Hoy me ves aquí, escribiéndote, homenajeándote e incluso queriéndote más que a mí mismo…
Lo conseguiste… hiciste que este joven blanco por fuera se hiciera negro por dentro…

10 de Enero de 2010


*He decidido dejar el texto tal cual lo escribí, sin retocar ni añadir nada.


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