martes, 21 de febrero de 2012

El enano de Minneapolis (1ª Parte)

Orgasmos cósmicos cruzan mi mente, gemidos trifásicos, guitarras que lamen, y ese Funk que me seduce de una forma tan erótica que no puedo evitar explotar en un alarido de sensaciones pornográficas y perversas.
Y hoy, o esta noche, me llevaría todo el tiempo bailando, o masturbandome los oidos hasta que se me saliese toda la endolinfa y me quedara sin audición. 
Prince Roger Nelson (Primeros años)
Soy un jodido aficionado a sus medias negras y tacones altos, a su sensual mirada aunque se trate de un tio con bigote y no una de esas furcias buenorras de tetas grandes y piernas de escándalo, que no tienen ni la decencia de cantar bien, y ni mucho menos de crear canciones con algún mensaje que no sea la fiesta banal juvenil tan de moda en estos tiempos o del sexo para aficionados de poca monta. Al menos, si hablan de ello que lo hablen con propiedad y seriedad, digo yo.
Pero como del buen cuerpo no se vive (al menos si tu profesión es la música) me quedo con el sonido de prostíbulo burgués que me escupe el enano de Minneapolis.
Y es que masturbar a una guitarra nunca fue tan sexy.

Prince, el chico malo de Minnesota, no tuvo mejor idea que aventurarse allá por el 78 a grabar un álbum él solito, "For You", tocando nada más y nada menos que 23 instrumentos con sus propias manos. Casi nada.
La verdad es que esta ópera prima no tuvo mucho éxito. El álbum se movía entre baladas Soul y temazos Funk con demasiados arreglos que nadie o casi nadie supo apreciar en su momento.

Aun así el joven de Minneapolis no se rindió y volvió al año siguiente con un álbum que llevaba como título su mismo nombre y en el que ya se veía a un Prince mucho más maduro que comenzaría a sembrar las bases de un estilo personal que no le abandonaría ya en toda su carrera: Provocación y buena música.
Clásicos como 'I Wanna Be Your Lover' o 'I Feel For You' (posteriormente versionada y llevada a lo más alto de las listas por Chaka Khan) pertenecerían a este álbum, tras el cual llegaría una de sus obras más polémicas, "Dirty Mind", de 1980.
Medias negras y gabardina,
seña de identidad de Prince
en la época de "Dirty Mind"

Decir orgasmo es poco. Cada tema de este disco te relame el Estribo, el Yunque y el Martillo, y si tienes suerte hasta te roza el laberinto interno provocándote delirios cósmicos, por decir algo.
Aquí Prince nos habla de felaciones, incestos y mil guarradas más que completan un clásico imprescindible, que de no haber grabado ningún disco más, ahora mismo sería un álbum de culto. Decir que nos encontramos ante una maqueta que el propio Prince grabó en su estudio casero, pero que gustó tanto a los jefes de la Warner que le convencieron para que editara el álbum tal cual lo grabó.

En 1981 sacaría a la venta "Controversy", un disco que no llegaría al nivel de "Dirty Mind" pero que nos dejaría grandes temas como el que da nombre al álbum, o 'Private Joy'.

Es aquí donde acaba una época de relativa tranquilidad musical en la vida de Prince. A partir de aquí llegaría su primera gran obra maestra "1999", dando lugar a su época dorada, en la cual nos detendremos en el próximo post sobre El enano de Minneapolis.





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